miércoles, 26 de enero de 2011

¿Cómo reacciono cuando esta mi vida en sábado?

Hace apenas una semana me encontraba un poco decepcionado porque mis oraciones parecían no ser escuchadas. Estaba enfadado o decepcionado con Dios (supongo que ambas cosas). Estaban lloviendo desgracias a mi alrededor. No me afectaban a mí directamente, pero afectaban a personas que son importantes para mí.

Enfermedades, operaciones, muertes, hospitalizaciones. Yo recé por todos conforme me iba enterando de cada caso y confiaba en que mis oraciones serían pronto atendidas. Pero el tiempo pasaba y nada cambiaba, sólo iban llegando mas noticias de similares características. Me sentí decepcionado y esto hizo que me alejara de Dios.

Ayer oyendo una de las emisiones de Radio María, escuche algo que me ha hecho darme cuenta de lo grande de mi error.

Se hablaba de San Juan.

Para Juan la muerte de Jesús fue una tragedia. ¿Puede haber mayor tragedia para Juan que un Jesús muerto? Tres años antes Juan le había dado la espalda a todo su futuro, apostando por un carpintero de Nazaret.

Fue el único apóstol que permaneció junto a Jesús en la crucifixión. Ese viernes Juan no sabía lo que sabemos nosotros ahora, el no sabía que la tragedia del viernes precedía al triunfo del domingo. Puesto que hasta el domingo cuando fue a la tumba no había comprendido que según la escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos (Jn 20,9). Pero eso es lo que hizo que el sábado fuera un día tan importante.

En los evangelios no se dice nada de lo que pasó el sábado, lo único que sabemos es que cuando llegó el domingo Juan todavía estaba presente. Cuando María Magdalena viene buscando a los apóstoles, lo encontró a él. Jesús estaba muerto, el cuerpo del maestro estaba sin vida, el amigo y el futuro de Juan estaban sepultados. Pero Juan no se había ido. ¿Por qué? ¿Estaba esperando la resurrección? No lo creo, porque él no había comprendido que eso pasaría. Lo que él sabía es que aquellos labios se habían cerrado para siempre. Juan no esperaba que el domingo hubiera una sorpresa ¿Pero por que estaba allí? No se la respuesta, quizás estaba cuidando a María, acompañándola como en el calvario.

A lo mejor se quedo porque amaba a Jesús.

Para unos Jesús era alguien que hacía milagros, para otros un maestro de enseñanzas, para otros fue la esperanza de Israel, para Juan ¡lo era todo!, todo y más, ¡Jesús era su amigo!, él era el discípulo amado. A los amigos no se les abandona, ni siquiera cuando han muerto. Por eso Juan se quedó cerca de Jesús. El acostumbraba a estar cerca de Jesús.

¿Entendió la cruz? No.

¿Le agradó lo que Jesús hizo? Quizá no.

¿Pero abandono a Jesús? Tampoco abandonó a Jesús en su muerte.

¿Y yo? ¿Qué hago cuando estoy en la posición de Juan? ¿Cómo reacciono cuando está mi vida en sábado? ¿Qué hago cuando estoy en algún punto entre la tragedia de hoy y la victoria de mañana? ¿Me aparto de Dios o me acerco a Él? Juan decidió quedarse, y porque se quedó ese sábado estaba allí el domingo para ver el milagro.

Hoy me he dado cuenta que todos esos problemas que me afligían se han ido solucionando, aceptando, acercando a esos amigos a Dios, y he visto lo miserable que soy al desconfiar de los planes de Dios, al no aceptarlos por no comprenderlos. ¡Cuánto tengo que aprender de San Juan!.

Oh Señor dame paciencia, fe, sabiduría y discernimiento para manejar mi vida sin apartarme de ti.

6 comentarios:

  1. También a nosotros nos sorprende la resurección, cuando pasamos esos sábados. Quien sabe estar en el calvario sabrá ver la resurección. El título escogido para el post es genial. Me alegra verte en la resurección. Un abrazo.

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  2. Ese es el problema de la gente en general ,de los hombres ,siempre pensamos que la enfermedad y la muerte son una especie de castigo divino.Por experiencia se que Dios es un padre bueno ,mejor que nosotros aun desviviendonos por nuestros hijos,y que se lleva a los que queremos en su mejor momento ,aunque le pese a la muerte ,obra de satanas y nuestra ,porque no nos engañemos ,el hombre se creo para vivir eternamente ,y a pesar de nuestros desplantes ,de nuestros desamores y traiciones ,Dios no nos deja de su mano ,y aprovecha cualquier ocasion por insignificante que nos parezca ,para deshacer el mal hecho.

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  3. Esta claro que la muerte no llegó a los hombres por ser un castigo divino, sino como una consecuencia del pecado de los hombres.

    Un saludo Pepa, me alegra mucho que te hallas molestado en visitarme.

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  4. Si que es cierto que a veces nuestra fe anda al borde del precipicio, pero el Señor nos sostiene...

    Es la batalla de la fe, pero el Espíritu Santo es nuestra armadura...

    Me ha gustado la entrada :)
    Un saludo

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  5. Gracias Javencina, enfoco este sábado con mejor perspectiva.

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