En el evangelio de Mateo Jesús dice:
«Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es
la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que
entran por ella; mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva
a la Vida!; y poco son los que lo encuentran. (Mateo 7, 13-14)
¡Cuantas veces vemos a tantos
cristianos católicos que van dejando de lado las prácticas de los sacramentos por
que les exige muchas cosas que no están dispuestos a aceptar! Prefieren seguir
la concupiscencia, es decir la propensión natural de los seres humanos a obrar
el mal que no agrada a Dios. Así, muchos empiezan a justificar el no ir a
confesarse por que el cura es mas pecador que ellos, a no asistir a misa por
que se aburren y dejan con ello el tesoro de la eucaristía, a no rezar por que
no tienen tiempo, o a dejar de cumplir aquel mandamiento que no les conviene
cumplir.

¿Y a que consecuencia lleva a
eso? Pues a dejar de creer que Dios existe (en el peor de los casos), hacerse
una religión a su medida donde se sienten cómodos sin ataduras y pueden seguir
llevando su estilo de vida, o a irse a otra iglesia, donde nada se les exige para “ser
salvos”, puesto que en esas iglesias no hay que confesarse, te aseguran que
eres salvo solo por la fe en Jesús sin tener que hacer nada mas, permiten
casarse a los divorciados, puedes seguir con tu adicción a las drogas, son mas "modernas" y se “siente bonito”. Eligen el
camino ancho, donde todo cabe.
¿Cómo, pues, dice el Señor en
otro lugar (Mat 11:30), "mi yugo
es suave y mi carga ligera"? ¿No se contradice esto con lo anterior? No,
sino que dice lo del camino estrecho por la naturaleza de las tentaciones y lo
del yugo suave por el afecto de los que las sufren. Porque cuando tomamos una
cosa con gusto, la consideramos ligera, por muy pesada que sea. Y si bien es
verdad que el camino de la salvación es estrecho a la entrada, sin embargo, por
él se llega a la mayor anchura. Por el contrario el camino ancho conduce a la
perdición.
Es como en las películas del
escritor católico Tolkien de la trilogía del Señor de los Anillos. En la
película los diversos protagonistas suelen ir por las sendas estrechas y
peligrosas, como en su camino hacia Moria, el estrecho puente por donde escapan
de Moria, la ciénaga de los muertos para llegar a la puerta negra, la escalera
recta que sube hasta Mordor o el sendero de los muertos donde Aragorn y sus
amigos entran para pedir ayuda de los muertos en el combate contra el mal (para
mi es la representación del purgatorio). Y en esos caminos siempre encuentran
un poderoso enemigo que se les enfrenta, y luchando, sin apartarse del camino,
consiguen salir victoriosos y llegar por fin al gran final donde el rey de toda
la tierra media vuelve a ser coronado y puesto a reinar para el bien de todos.

Este Rey de Reyes es Jesús y esta
es nuestra meta, llegar a El por todos los caminos de nuestras vidas, aunque
esos caminos a veces sean oscuros, estrechos y con tentaciones que nos atacan.
No desfallezcamos por que el premio final merece la pena… merece la vida.
PD.- Dedicado a Angela que acaba de sentir en su corazón por donde lleva la senda ancha.